lunes, 31 de diciembre de 2012

La figura del árbitro (I)


La figura del árbitro (I)

En este artículo voy a profundizar sobre la figura del árbitro de fútbol, esa persona que en medio de los jugadores, imparte justicia.

El árbitro de fútbol, a pesar de lo que piensan ciertas personas, no es dios, ni una máquina perfecta, es una simple persona, al igual que los jugadores.

Cuando un árbitro es designado para un encuentro, empieza su preparación. No es lo mismo un equipo que otro, una hora que otra, ni un campo que otro, todo influye en su preparación psicológica.

Cuando llega al campo, suelta su bolsa en el vestuario, y coloca encima de la mesa el acta arbitral. Sale del vestuario y habla con el delegado, o el entrenador, o algún jugador, mientras piensa en el partido, visionando el terreno de juego.

El hablar con los jugadores o técnicos, o con la afición antes del encuentro, le da al árbitro una visión de cómo puede desarrollarse el encuentro y los problemas que podrán venir.

Siempre, hay alguien que le refiere algún compañero suyo, que arbitró hace una o dos semanas, y le comenta los fallos, nunca los aciertos, con esas personas el árbitro sabe que tendrá problemas, porque solo ven los fallos ajenos a su equipo.

El trencilla debe estar en todo momento metido dentro del partido que en breve dará comienzo, y pensar que está ahí para aplicar el reglamento y las normas subsidiarias que de el emanan.

Mientras se viste, deja los prejuicios en el vestuario, coge su silbato, sus tarjetas, su chivato, su moneda y sale al final del túnel, donde los dos equipos lo esperan para saltar al terreno de juego y comenzar el partido, un partido que estará cargado de emoción, de aciertos y de fallos… 

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